sábado, 2 de noviembre de 2013

De la tarea al contenido

Son ya varios los maestros y maestras que se preguntan a diario sobre el rumbo de la educación, acerca de la importancia de priorizar esto o aquello, de saltarse lo establecido hasta ahora para llegar a lo verdadero, a lo funcional.

Hoy en la escuela (siempre hablo en términos generales) se sigue poniendo el ojo en los contenidos, en "llenar la cabeza" de los alumnos de palabras, definiciones, normas, etc. sin prestar atención al otro 90 % de aspectos que conforman al ser humano. Dense cuenta de que no estoy diciendo que no sea importante que se enseñen contenidos. Sigo pensando que es fundamental que un alumnos aprenda a escribir con una ortografía correcta, que conozca los ríos del mundo, que sepa el nombre de los huesos del cuerpo humano, etc. Pero no es lo prioritario. Poniendo un ejemplo, es como si a una persona le dieran una caja con herramientas, le dijeran sus nombres y cómo, en teoría, deben usarse. Después le pusieran delante de un coche al que le pasa "algo", ¿qué haría esa persona? Probablemente nada. Seguramente frustrarse, enfadarse y abandonar la tarea. Esto es lo que creo que viene ocurriendo desde hace décadas en nuestro sistema educativo. Prestamos demasiada atención a que los alumnos tengan esas "herramientas" pero no les enseñamos a usarlas de forma real, con lo cual pierden muchas de esas herramientas y otras quedan en los desvanes de la memoria ocupando espacio inútilmente.  Lo que quiero decir es que probablemente haya que dar la vuelta a la tortilla y no partir de los contenidos, sino de los problemas, de los desafíos y/o de la tarea; y de ese modo llegar a los contenidos que necesitan para resolverla.

En el mundo en el que vivimos hoy día, las personas tenemos a nuestro alcance diversos medios que nos proporcionan información de forma casi instantánea, el problema es que en muchos casos no sabemos dónde buscar ni sabemos formular la pregunta adecuada.

Por lo tanto opino que debemos ayudar a los alumnos a enfrentarse a tareas que les permitan reflexionar de forma crítica y creativa para llegar a una de las muchas soluciones que puede haber.

Los gobernantes de este país nos lanzaron sin explicación ni formación adecuada las famosas "competencias básicas". Estas "competencias básicas", sobre las cuales cada uno interpreta lo que le parece, están vagando por el currículo sin saber bien su función. Y son importantes pero, al igual que la mayoría de las reformas, vienen escritas en instrucciones que hay que llevar a cabo ya, aún sin saber bien de qué forma ni para qué.

Los maestros tenemos el deber moral de ser reflexivos ante esta situación. Y nos vendrán muchas instrucciones con nuevas reformas, criterios, destrezas, etc. que nadie nos explicará correctamente para qué sirven. Pero no debemos centrar nuestra atención en "lo mal que lo hacen los de arriba" sino mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos "¿qué puedo hacer yo para mejorar este sistema?" y hacerlo.